miércoles, 16 de febrero de 2011

Romances del Cid

RODRIGO VENGA A SU PADRE

Pensativo está Rodrigo
viéndose de pocos años
para vengar a su padre
matando al conde Lozano.
Todo le parece poco
respecto de aquel agravio,
el primero que se ha hecho
a la sangre de Laín Calvo.
Al cielo pide justicia,
a la tierra pide campo,
al viejo padre licencia,
y a la honra esfuerzo y brazo.
Descolgó una espada antigua
de Mudarra el castellano,
que estaba vieja y mohosa
y así le dice turbado:
-Haz cuenta, valiente espada,
que es de Mudarra mi brazo,
y que su brazo te tiene,
porque suyo es el agravio.
Tan fuerte como tu acero
me verás en campo armado;
tan bueno como el primero
segundo dueño has cobrado;
Vamos al campo, que es hora
de dar al conde Lozano
el castigo que merece
tan infame lengua y mano.-

Biografía del Cid

miércoles, 9 de febrero de 2011

La batalla de Covadonga: dos versiones



La batalla de Covadonga
Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Aseuva y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva (…). Alqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron las catapultas, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de las catapultas y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los musulmanes. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los musulmanes; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su ejército, y allí mismo fue, al punto, muerto Alqama y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron 124.000 caldeos, y los 63.000 restantes subieron a la cumbre del monte Aseuva y, por un lugar llamado Amuesta, descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon de la venganza del Señor.
La batalla de Covadonga
Dice Isa ben Ahmad al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim al-Qalbi, se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos de al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder (…). Los musulmanes, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de sus país (…) y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por la abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo «Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?».
Al-Maqqari, Nafh al-tib (s. XVII)

Lee estos dos textos que narran un mismo hecho y contesta las siguientes preguntas:
1) Identifica cuál es la versión cristiana y cual es la versión musulmana e indica por qué lo has reconocido
2) Explica las diferencias que encuentras entre ambos textos
3) Describe con tus propias palabras como logran vencer los cristianos y que les pasa a los musulmanes, según la crónica cristiana
4) ¿ Cómo termina la batalla según la crónica musulmana?
5) A partir de la lectura de las dos versiones, narra con tus palabras como crees que se desarrolló la batalla de Covandoga en realidad, elige la información que creas más real de cada una de las versiones